Alemania 1974


Un año después de ese dia en el que Pelé salió del estadio Azteca para sentarse en el puesto de honor del olimpo del fútbol. se retiró de la selección y poco tiempo luego sale del Santos a jugar en la naciente NASL de Estados Unidos. Ese mundial de 1970 cerró una década que dejó algo claro, el fútbol había cambiado; se hizo mucho más físico y sobretodo tomó matices muchos más marcados hacia la táctica, incluso imponiéndose esto último a la calidad técnica. Desde ese momento, si querías triunfar, tenias que saber aplicar esos dos aspectos a la perfección.
Uno de los que mejor mezcló estos factores fue Helmut Schon, el DT germano consiguió ensamblar a una serie de jugadores que variaron mucho desde su medalla plateada en 1966, pasando por el tercer puesto en 1970 y llegando a la consecución de la EURO 1972. Partían como claros favoritos en 1974, por los resultados mencionados además de contar con una base de jugares del Bayern de Múnich que se consagraron con su primera Copa de Europa en la temporada 73/74, con Maier, Beckenbauer, Breitner, Schwarzenbeck, Hoeness y Müller. Todos ellos querían conseguir la nueva Copa del Mundo, debido a que los brasileños se quedaron en propiedad a la vieja Diosa de la Victoria, ahora llamada Jules Rimet. Con esa meta llegaban a la competencia que se disputaría en la República Federal Alemana. La parte oeste de la nación germana demostró una resurrección en esos años postguerra; menos de 3 décadas después del conflicto, albergarían nada menos que una Copa del Mundo de la FIFA. Esto fue un claro ejemplo de la acelerada recuperación de Alemania Occidental, cuyo sistema funcionó para volver a convertirse en una potencia como país. La elección no careció de polémica, pero demostró que el fútbol estaba más allá de las viejas disputas bélicas. Argentina, Chile, Uruguay y Haití clasificaron en el nuevo continente, además de Australia por Asia y Oceanía. El Zaire entró por África. España no pudo con Yugoslavia y terminó marginada, los balcánicos clasificaron junto a Bulgaria, Escocia, Italia, Holanda, Polonia, Suecia y la República Democrática Alemana. Sí, la RDA cruzaría el muro de Berlín para pisar tierras de su vecino occidental, a plena luz del día y sin espias.

De hecho, ambos países germanos fueron encuadrados en el Grupo 1, junto a Chile y Australia. El 14 de junio se dio inicio en el Olympiastadion de Berlín. Ese Alemania Federal - Chile fue definido por Paul Breitner y contó con la primera tarjeta roja en una copa mundial. El líder de grupo se definiría en la última jornada entre los vecinos, cosa que aprovecharon los dirigentes de ambos países para pintar el partido con política y la seguridad fue exagerada, entendible por los hechos ocurridos en los JJOO de 1972. Jürgen Sparwasser anotó el tanto de la victoria oriental y los del este hicieron sonar las campanas; Sparwasser fue ampliamente utilizado en campañas comunistas a su vuelta, pero él nunca se mostró interesado en estos temas y en realidad se quedó a vivir del lado oeste al viajar para un partido de veteranos en 1988.
Como dijimos, Brasil ya no contaba con Pelé, pero sí con Rivelino y Jairzinho, a pesar de esto no pasaron del empate ante Escocia y Yugoslavia. Ambos conjuntos europeos vencieron al Zaire y empataron entre sí, por lo que Brasil debía vencer a los africanos en la última jornada para empatar a escoceses y yugoslavos. Yugoslavia tenía +9 como diferencia de goles y Escocia +2, por lo que Brasil necesitaba marcar al menos 3 goles para evitar el ridículo de la eliminación. Esos 3 goles fueron el límite que Mobutu puso a los suyos. El dictador zairense perpetuó uno de los regímenes más tiránicos en África y sus jugadores estaban advertidos, no permitir más de 3 goles de los campeones del mundo. Jairzinho y Rivelino adelantaron a Brasil y el tercero llegó al minuto 79, el resultado servía a Brasil y también a la ex colonia belga. Cerca del final hay un tiro libre para los cariocas, con Rivelino, frente al balón; la mejor pierna zurda de esa generación definiría el destino de sus rivales. Cuando el arbitro suena el silbato para que Rivelino ejecute, Mwepu Ilunga corre y revienta la pelota lo más lejos posible, el hecho pasó entre el gran público como desconocimiento del reglamente por parte del jugador zairense, pero luego de que sale a la luz la amenaza recibida, cobró sentido que Ilunga necesitara perder tiempo. Finalmente el partido finalizó de esa manera, con el resultado idóneo para Brasil, que clasificó y para Zaire, cuyos jugadores volverían con vida a vivir bajo el yugo de Mobutu. 
Los favoritos del grupo 3 cumplieron, Holanda refrendó lo que se esperaba, dirigidos por Rinus Michels-, que fundó las bases del Ajax tricampeón de Europa entre 1971 y 1973. El combinado Oranje contaba con Krol, Rep, Neeskens y Johan Cruyff como bastiones de la trilogía de victorias continentales del Ajax y ahora encararían la Copa del Mundo. 
Grzegorz Lato y Kazimierz Deyna lideraron a Polonia, quienes vencieron a Argentina, Italia y Haití para clasificarse en el Grupo 4 junto a la albiceleste.

Johan Cruyff

El formato cambió y ahora los clasificados se dividirían en 2 grupos para que los líderes clasificaran a la final. Holanda, Brasil, Argentina y Alemania Oriental fueron sorteados en el Grupo 1. Cruyff, Krol y Rep anotaron en la goleada naranja sobre Argentina; mientras que Rivelino firmó el único tanto carioca para vencer a la RDA.
Rivelino y Jairzinho aparecen en la segunda jornada para definir el choque sudamericano; por su parte, Holanda aprovechó los goles de Rensenbrink y Neeskens para derrotar a los albicelestes. Todo esto dejó el boleto a la final para disputarse entre Brasil y Holanda en la tercera jornada.
Los incansables, incesantes y perfectamente sincronizados cambios de posición de los holandeses, hacían desvirtuar de tal manera las referencias, que irreversiblemente encontraban siempre a alguien libre para recibir. Neeskens y el gol en pleno vuelo de Cruyff sentenciaron a la canarinha, quienes cambiaron muchos aspectos en su fútbol, vertiendo táctica a la exuberante técnica amazónica. La frustración brasileña se vio reflejada en Luiz Pereira, expulsado por su entrada sobre Neeskens; al salir, se encara con la afición holandesa, señalando su escudo, haciendo referencia a las 3 estrellas sobre él.
Ya Holanda tenía el ribete de favorito, a pesar de que el segundo grupo se dfinió de forma similar. Müller y Breitner anotaron en la victoria sobre Yugoslavia, mientras que con Overath, Bonhof, Grabowski y Hoeness se venció a Suecia. Lato y Deyna firmaron los tantos en las respectivas victorias polacas sobre yugoslavos y suecos, dejando la emoción para la tercera jornada. En Frankfurt se dieron cita la República Federal Alemana y Polonia, para disputar el pase.
Como era costumbre, el bombardero Müller apareció para llevar a Alemania a su final, mandando a Polonia al partido por el tercer puesto. Ahí Lato sumó su séptimo gol del torneo, para obtener el bronce en detrimento de Brasil.

En el partido definitorio veríamos a 2 grandiosos seleccionados, conformados por jugadores legendarios a nivel de selección y de clubes. Choque de estilos entre los taimados y estudiados intercambios de la naranja mecánica, que veía a Cruyff flotar por todo el campo; moviéndose entre sus 2 cercanos escuderos, Rensenbrink y Rep; siempre con Neeskens interpretando todo en el medio.
Michels estudió hasta el cansancio al Wunderteam austriaco y a los Magiares Mágicos liderados por Puskás. Pero al frente tendrían a Helmut Schön, principal artífice de los grandes resultados de esta camada maravillosa de futbolistas. La máquina teutona avanzaba siempre, destruyendo todo, con un Franz Beckenbauer que actuaba como el combustible, listo para dirigir y liderar. Schwarzenbeck, su pareja en la zaga en el Bayern, también lo acompañaba en la Mannschaft, con Maier en el arco y Breitner por la izquierda, este último antes de su llegada al Real Madrid. Vogts iba por derecha, con Hoeness, Bonhof y Overath en la medular; Grabowski y Hoelzenbein fueron los elegidos para flanquear al gran goleador, Gerd Müller.

Gerd Müller.
El encuentro empezó con Cruyff tomando la bola como último hombre con apenas un puñado de segundos disputados, Johan emprendió el camino desde el circulo central y pasó rivales para terminar siendo derribado dentro del área. Neeskens cambió la pena máxima por gol y Holanda silenciaba el andar alemán, que no despertó hasta que llega el penal a su favor. Paul Breitner marca y desde ahí. Alemania Federal no paró. Superó a su rival y antes del entretiempo consiguió la ventaja. ¿Quién podría hacer vibrar al Olímpico de Múnich? luego de hacerlo en infinidad de ocasiones con el conjunto bávaro, Müller desató la felicidad en el Olympiastadion. El número 13 adicionó otro tanto a su cuenta mundialista, que llegaba a 14, convirtiéndose en el máximo anotador de las Copas del Mundo. Ese grito le dio a los germanos una confianza que no dejó jugar a sus rivales, ganando cada duelo hasta el final. El pitido llegó y la República Federal Alemana coronaba a un equipo magnífico, comandado por uno de los más prolíficos anotadores de todos los tiempos y principalmente por uno de los genios de esto, Franz Beckenbauer; integrante indiscutido de ese grupo de Dioses del fútbol.
Helmut Schon y la Copa del Mundo.

Mejores Jugadores:
1) Johan Cruyff / HOL.
2) Franz Beckenbauer / RFA.
3) Kazimierz Deyna  / POL.

Máximos anotadores:
-Grzegorz Lato / POL. (7)
-Johan Neeskens / HOL. (5)
-Andrzej Szarmach / POL (5).
Equipo Ideal

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