Suiza 1954



El mundial tenía que volver a Europa, un continente que seguía sufriendo mucho los conflictos vividos en las últimas 2 décadas, con un aire enrarecido y las grandes potencias en tiempos duros. Se había elegido Suiza, país neutral en la guerra y que se preparó durante 5 años para la organización. El formato volvió a cambiar, para que se formaran 4 grupos de 4 equipos que daban paso a unos Cuartos de Final en los que se encontrarían los 2 primeros lugares de cada grupo. Para el bombo 1 del sorteo se eligió a Suiza, Brasil, Uruguay y a los Magiares Mágicos. Así ya se conocía a la Hungría de Gusztáv Sebes, que para esos años dominaba el fútbol europeo. Consiguieron vencer los JJOO de 1952 y llegaron a la Copa embalados, con Ferenc Puskás a la cabeza de un equipo innovador, que sentó las bases del Fútbol Total holandés. Sebes ajustó el 3-2-2-3 e implantó su esquema, con mucho movimiento entre jugadores, pero con su delantero retrocediendo metros para abrir espacios a sus laderos; por lo que se transformaba a un 3-2-3-2, haciendo que Hidegkuti fuese ese falso 9 para generar espacios aprovechables por Kocsis y sobre todo por uno de los mejores delanteros de la historia, Ferenc Puskás. Los húngaros clasificaron en las eliminatorias europeas; unas eliminatorias a las que permitieron entrar a los germanos y que vieron la participación de Alemania Federal y el Sarre, estado federado. La República Federal Alemana logró imponerse ante el Sarre y Noruega para entrar en su primera copa como Alemania occidental. La selección española perdió un sorteo de desempate ante Turquía y se quedaron fuera del torneo, al que también ingresaron Austria, Bélgica, Checoslovaquia, Francia, Italia y Yugoslavia como representación europea.
Por América entraron  Brasil, México y Uruguay; mientras que Corea del sur fue el único asiático.
En la fase de grupos, los seleccionados solo jugarían 2 partidos, para que no se enfrentaran los “cabezas de serie”, que fueron elegidos a dedo. 

En el Grupo 1 Yugoslavia venció a Francia y también consiguieron victoria los brasileños, ya vestidos de verdeamarelho le propinaron 5 tantos a México. Esto dejó a yugoslavos y cariocas tranquilos para la segunda fecha, en la que empataron y consiguieron la clasificación. 
En el grupo 2 llegaba Hungría, quienes saldaron con 9 goles su partido ante Corea del Sur, con 4 goles de Sándor Kocsis y 3 de Puskás. La RFA goleó 4-1 a Turquía, Schaefer, Klodlt, Ottmar Walter y Morlock fueron los anotadores. 3 días después se vieron las caras húngaros y alemanes, con solo 4 jugadores germanos repitiendo del primer partido; 8-3 fue el resultado para los magiares, con 3 de Kocsis.  Los otomanos vencieron a Corea del sur, propiciando un empate en la tabla entre Alemania y Turquía, por lo que la RFA tuvo que ir al desempate para poder clasificarse. En ese partido volvieron a anotar Morlock (3), Shaefer (2) y Ottmar Walter; además de Fritz Walter.
Uruguay jugaría su tercera copa, habiendo logrado la gloria en sus 2 únicas participaciones. Los charrúas seguían siendo dirigidos por Juan López Fontana, además de contar con los ya históricos Varela, Máspoli, Schiaffino y Míguez; los campeones anotaron 9 goles en sus 2 presentaciones para clasificarse junto a Austria.
Stanley Matthews lideró a los ingleses para pasar de ronda en el Grupo 4, donde también clasificó Austria, dejando fuera a Escocia y Checoslovaquia.

Los Cuartos de Final estaban servidos y nos daban eliminatorias muy entretenidas en la previa. Uruguay seguía estando imbatido en mundiales e Inglaterra no lo iba a cambiar, volviendo a fracasar con un 2-4 que alargaba el andar uruguayo. Ese 26 de junio se daba un Suiza-Austria fantástico; 3-0 ganaban los locales y se va 4-4 al entretiempo. Austria consigue adelantarse por 2 goles, Suiza se acerca pero el intento fue estéril ya que los austriacos anotaron el séptimo. 5-7, 12 goles en un partido histórico.
Al día siguiente se vivió la victoria alemana sobre Yugoslavia, con anotación de Rahn.
 Simultáneamente se cayeron a patadas en la batalla de Berna. A pesar de la magia del equipo de oro húngaro y la calidad de la selección brasileña con Didí y Vavá, el 27 de junio de 1954 se dio en Berna una pelea que duró 90 minutos. El partido empezó 2-0 para Hungría, que se adelantó a pesar de que Puskás no pudo jugar por lesión. Djalma Santos descuenta en un partido entretenido, pero que estuvo lejos de la fantasía y el esteticismo que se esperaba. Patadas descalificadoras sobraron en un encuentro que se saldó con 3 expulsados, 2 penales y peleas que se trasladaron a los túneles, con ambos entrenadores sangrando, directivos y futbolistas inmiscuidos. Al final, el resultado fue un 4-2 para los europeos, que con la potencia ofensiva de Puskás, Kocsis, Czibor y Hidekguti; junto al control de Bozsic, implantaron una forma de jugar que cambió este deporte.

Fritz Walter, Turek, Eckel, Rahn, Ottmar Walter, Liebrich, Posipal, Schafer, Kohlmeyer, Mai, Morlock.

En semifinales se vio el primer gran partido de Alemania Federal, dirigidos por Sepp Herberger y que contaban en sus filas con los ya nombrados hermanos Walter. Esta generación alemana quería hacerse inmortal en Suiza, pero Austria se presentaba como el escollo a batir en las semifinales. Alemania-Austria, un encuentro que levantaba sentimientos ante las atrocidades vividas por todos los involucrados en el partido, durante esos años negros de la guerra. Uno de ellos era Fritz Walter, que durante el conflicto fue paracaidista y prisionero del ejército rojo durante meses, hasta que lo vieron jugar con un balón durante un traslado y soldados húngaros dedujeron que era el mítico jugador alemán, ayudándolo así para no ser trasladado a los campos en Siberia. Ya Fritz era historia del fútbol alemán, junto a su hermano Ottmar fueron legendarios jugadores del Kaiserlautern; donde Fritz anotó 357 goles en 364 partidos, mientras que Ottmar hizo 295 en 279 presencias, este último promediando 1.04 goles por partido, un número con un mérito inalcanzable en las grandes ligas europeas.  
En el partido todo era reñido, pero Alemania se soltó y volvieron a marcar Schaefer y Morlock, que junto a los respectivos dobletes de los Walter, firmaron el 6-1 final.

Por la otra llave venían 2 equipazos; los uruguayos que se jugaban su invicto en Copas del mundo, mientras que los húngaros apostaban el suyo de 41 partidos en los últimos 4 años. La vieja guardia del maracanazo celeste contaba con sangre nueva, representada en Hohberg y Santamaria, quien años después sería una gloria para el Real Madrid.
Hungría tampoco contó con Puskás en este encuentro, pero Czibor los adelantó, Hidekguti amplió la ventaja y ya se veían en la final pero Hohberg marcó 2 tantos para enviar el partido al tiempo suplementario. Al inicio de la prórroga Hohberg se desmaya, pero los médicos le dan el OK para volver a entrar al césped; cosa que no evitó que Sandor Kocsis anote 2 veces de cabeza para enviar a Hungría a su segunda final. En el estadio solo se escuchaban aplausos, para ambos, los aficionados agradecieron el espectáculo que habían presenciado. Después del encuentro, los húngaros se desvivieron en halagos para sus rivales, al igual que los periodistas de todo el mundo, periodistas de medios escritos, de radio y de televisión, ya que fue el primer mundial televisado.
Los uruguayos siguieron llevándose halagos, a pesar de perder el partido por el tercer lugar en Zúrich ante Austria.


Para la final, Hungría era el claro favorito, y más aún cuando se escuchó a través de los altavoces del Wankdorfstadion de Berna que iba a jugar el delantero y mejor jugador húngaro, Ferenc Puskás. Un delantero que años después pasaría al Real Madrid para ganar 3 Copas de Europa además de varios trofeos locales y 3 trofeos pichichi.

Fritz Walter y Ferenc Puskás.

Sepp Herberger encomendó a Liebrich el marcaje a Puskás y a Mai controlar a Kocsis. En el inicio salió todo mal, Puskás aparece con el 1-0. Resultado que se vio ampliado solo 2 minutos después, iban 8 minutos de partido y Czibor aprovechaba un error garrafal de la defensa alemana. 2-0 para Hungría y los fantasmas del partido de la primera fase aparecían. La lluvia arreciaba y a los 20 minutos Alemania descontó con Morlock; Rahn empató el encuentro mientras todavía transitaba el primer tiempo; los húngaros que al parecer iban camino a volver a golear, ahora se ven arrollados anímica y futbolísticamente. En la segunda parte Hungría llevó la batuta pero sin lograr quebrantar el marco de Turek, que se hacía figura aguantando lo embates magiares. De la mano de Fritz Walter, Alemania Federal también empujaba y el capitán dirigía los ataques de forma brillante, fue un partido de ida y vuelta en el que Grosics también destacó, un partido muy emotivo, a lo que contribuyó la gran cantidad de lluvia; favoreciendo a los alemanes, que contaban con calzado de Adi Dassler, fundador de Adidas y que les otorgó botines con tacos metálicos y no de madera.

Pasaron los minutos con intentos que no proliferaron, hasta que en el minuto 84 llega el tercero de Alemania, que le remontó el partido a Hungría con gol de Der Boss, Helmut Rahn marcó su doblete para darle la ventaja a Alemania; pero no todo estaba dicho y antes del final, Puskás con el tobillo destrozado marca el empate, pero es anulado por fuera de juego. La República Federal Alemana se coronó, una bocanada de aire fresco para toda la nación, que estaba en una crisis faraónica. Un triunfo que aportó su grano de arena en la recuperación de un país inmerso en profundos problemas. La primera gran generación alemana, con figuras como Helmut Rahn, Ottmar Walter y
y el capitán Fritz Walter, ese que años atrás había visto como un húngaro lo ayudaba cuando lo necesitó, el 4 de julio de 1954 en Suiza tocó el cielo; curiosamente también ante los húngaros, obteniendo así su estrella, la primera sobre el escudo alemán.

Fritz Walter y Sepp Herberger.
Mejores Jugadores:
1) Ferenc Puskás / HUN.
2) Sandor Kocsis / HUN.
3) Fritz Walter / RFA.

Máximos anotadores:
-Sándor Kocsis / HUN. (11)
-Max Morlock/ RFA. (6)
-Erich Probst/ AUS. (6).
Equipo Ideal

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