La undéZima, ganar o morir.

Estamos exactamente a ocho días del partido más de la temporada, de un partido donde los madridistas tenemos la posibilidad de escribir una nueva página en nuestras vidas, una página en la que podamos escribir que un 28 de mayo de 2016 fuimos campeones de Europa por undéZima vez, y sí, lo pongo con 'z' porque gran parte de culpa de este hecho la tiene el señor Zinedine Zidane, uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol, quien ya nos dio la novena, la décima, y nos dará la que nos haga llevar en la manga un 11. Podemos hacer historia en tan solo 90 minutos si todo se da bien. Un partido épico en el que el Real Madrid puede volver a derrotar al segundo equipo de Madrid en otra final.

No es tiempo para reprochar nada a jugadores ni cuerpo técnico ni a Florentino. Y digo esto porque en las redes sociales leo, por parte de "madridistas", que el Real Madrid debe perder esta final para que se haga limpia en verano. Es cierto que hay que reestructurar el equipo en verano, sí, pero a ser posible después de haber conquistado Milán. Ahora nos toca estar a muerte con estos 23 muchachos que estoy seguro se dejarán la vida la noche del 28. No es tiempo de abuchear a jugadores ni echar en cara actitudes que han tenido lugar durante la temporada, sino que hay que permanecer todos en el mismo barco y remar juntos para traer al Santiago Bernabéu la copa que nos pertenece y nos identifica. Si hace un par de meses nos dicen que estaríamos en esta final, ni nos lo imaginaríamos, de hecho, mucha gente se bajó del barco tomando la decisión más fácil en esos momentos, sin embargo, yo y muchos otros miles, seguimos yendo a Concha Espina a dejarnos la voz animando al mejor equipo de la historia, porque hasta que no acaba la temporada, todo es posible, y que estamos hablando del Real Madrid señores, que estamos hablando del equipo que nunca se rinde aunque haya que esperar hasta el minuto 93, del equipo con el que muchos nos sentimos identificados en nuestro día a día, es decir, luchar y luchar, resistir los golpes para que la satisfacción sea aun mayor, porque todo esfuerzo tiene su recompensa, y en el caso de nuestros muchachos, han tenido que remar contra todo y contra todos, sin apoyo de prensa ni de otro tipo de instituciones y, sobre todo, sin apoyo de una parte de la afición. Han sabido reponerse a una situación agobiante y desastrosa para un club como el nuestro, pero, le pese a quien le pese, la mayor de las recompensas del fútbol a nivel de clubes, puede venirse con nosotros de Milán y así aumentar la galería de las Copas de Europa del mejor estadio del mundo.

En definitiva, queda un partido para tocar el cielo, un partido en el que solo hay dos opciones; ganar o morir. Ya solo queda esperar y coger el bolígrafo para escribir una hoja más en nuestro diario madridista, donde tengamos que poner que aquel 28 de mayo de 2016 hicimos historia OTRA VEZ.

Twitter: @RMCFAMUERTE


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