El público también juega

Cristiano marcó dos goles y se pone con 128 goles en 128 encuentros desde que firmó por el Real Madrid. Benzema marca un gol y da una asistencia en menos de media hora, la primera que juega desde que se lesionase precisamente ante el CSKA. Higuaín abre el marcador en un partido de Champions, precisamente la competición que peor se le da. Özil reparte asistencias y magia con una facilidad casi insultante...

Y sin embargo, una de las imágenes del partido es que Mourinho aplaude a los aficionados. No pasa nada, si algo sabe hacer perfectamente Mourinho es atraer la presión hacia su figura. ¿Que a la prensa le interesa más hablar de detalles menores cómo ese y no de que el Madrid goleó a su rival sin apenas esforzarse en ello?. Perfecto, colocadle la presión de ser favoritos al título a quien querais, que nosotros no la necesitamos.



No obstante, es cierto que el tema de la afición fue, es y será digno de estudio y análisis cómo cualquier otra cosa que rodea a un club de dimensiones tan grandes cómo es el Real Madrid. Partimos de la base que el público es soberano y que es libre de decidir si debe animar o no. Al igual que Mourinho es libre de requerir un poco más de apoyo o de agradecer el recibido cuando lo cree menester. No sería ni el primero, ni el último.

Hay miles de razones por las que una afición actua de una forma u otra y sería absurdo generalizar, pero si en algo coincidimos (o deberíamos hacerlo) todo el mundo es que un estadio vibrante es algo que siempre engrandece al equipo local y empequeñece al visitante. No importa la dimensión de cada uno de los contendientes antes o después del partido, porque durante el encuentro, el público puede (incluso debe) inclinar la balanza. Y más a estas alturas de la temporada, dónde el cansancio apreta los tobillos y el futbolista tiende a mirar hacia la grada con la esperanza de recibir un aliento, un empujón invisible que le lleve en volandas hasta su destino.

Estoy seguro, de que a su manera, la afición responderá cuando se la necesite. Y probablemente, Mourinho, el malencarado, el perdonavidas, el metededos... haya sido el que más ha hecho por conseguir que eso suceda.